El comienzo del año es un buen momento para pensar qué nos gustaría lograr profesionalmente en el año que comenzó. Ya sea un cambio de profesión, especializarnos o sostenernos en la actividad que hoy tengamos, sabemos que la formación continua es un componente fundamental de la carrera profesional
Según nos muestran publicaciones especializadas, un enorme porcentaje de los trabajos que hoy existen van a desaparecer en los próximos años, pero eso no significa que el trabajo vaya a dejar de existir, muy por el contrario. En simultáneo algunas actividades dejan de generar valor y van quedando olvidadas, obsoletas, o suplantadas por la tecnología, y por otro lado nuevas actividades emergen y o se transforman para dar respuesta a necesidades del contexto dinámico en que vivimos.
¿Cómo hacemos entonces para acompañar este proceso de cambio?
Nuestra primera recomendación es sin prisa, pero sin pausa: es importante entrenarnos, pero no en cualquier cosa. Detenernos a pensar y planificar en qué aspectos necesitamos actualizarnos, con qué disciplinas podemos complementar lo que hacemos para sumar valor, o en qué procesos prácticos necesitamos reformar nuestras capacidades es el primer paso para que nuestra inversión en la formación continua dé el mejor resultado posible.
Por otro lado es importante reconocer qué tipo de procesos de aprendizaje nos resultan mejores: más prácticos, conceptuales, de modo virtual o presencial, formaciones cortas intensivas o más prolongadas en tiempo. En el mercado actual existen muchísimas y muy diversas posibilidades, solo hay que detenerse a investigar un poco qué queremos, y cuál es la oferta que mejor se adecua a nuestras posibilidades.
Que este 2020 sea un año en donde todos podamos seguir construyendo aprendizajes que nos permitan crecer y realizarnos como personas.
Que en diciembre de este año nos encontremos celebrando por haber aprendido aquello que hoy nos falta entrenar.
¡Adelante!